

La exquisita historia del agave
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Clase Azul Tequila Añejo es la prueba del valor del tiempo. Su sabor y su botella son un homenaje a la cultura indígena Mazahua.
El intenso color ámbar y su compleja variedad aromática son el resultado de un magnífico viaje de 25 meses en barricas de whiskey americano.
Clase Azul Tequila Añejo combina arte, historia y tequila de la más alta calidad convirtiéndolo en una expresión que honra la cultura mexicana.
NOTAS DE CATA
COLOR: Al verterlo en el vaso, Clase Azul Añejo despliega un tono ámbar intenso, profundo y brillante, que refleja la riqueza de su proceso de maduración. La luz resalta su color dorado, con matices cálidos que recuerdan a la miel dorada, y una claridad que da la sensación de ser un líquido profundamente refinado. Su cuerpo denso, casi voluptuoso, invita a admirarlo por su brillantez y complejidad visual.
NARIZ: La primera inhalación revela una fragancia envolvente, compleja y sofisticada. Se perciben notas iniciales de madera curada, delicadamente balanceadas con el suave toque de vainilla fresca, como un abrazo cálido. A medida que el aroma se desarrolla, emergen matices dulces y ricos, de caramelo quemado y miel de agave, que se combinan con un leve suspiro de frutos secos tostados, como almendras y nueces. Con el tiempo, aparecen capas más profundas de cacao oscuro, una pizca de canela y un toque de especias sutiles que enriquecen su perfil aromático, invitando a descubrir cada capa con cada respiro.
GUSTO: El primer contacto con el paladar es una experiencia suave y aterciopelada, una textura rica y cremosa que se despliega lentamente. Los sabores de roble tostado, perfectamente equilibrados, se mezclan con el dulzor natural de la miel y el caramelo, brindando una sensación de calidez que se extiende por la boca. Con cada sorbo, se revelan complejidades adicionales, como las especias sutiles de nuez moscada y una delicada presencia de frutas confitadas, que se sienten como una capa elegante de profundidad. El retrogusto es largo y persistente, dejando una huella cálida, ligeramente ahumada, mientras el agave aporta un toque final suave, refrescante y auténtico, reafirmando la pureza del tequila. Es un balance perfecto entre lo dulce y lo especiado, lo ahumado y lo cremoso, una armonía que persiste mucho después de haberlo degustado.
MARIDAJE
Carnes rojas semi o grasas (Ribeye, picaña, magret de pato y costillas de res) acompañadas de salsas robustas (velouté, jugos de carne o mole).
Quesos semi maduros (brie y camembert) acompañado de pan y compota de frutos rojos.
Chocolate semi amargo con mermelada de guayaba o plátano asado.
LICORERA
Su belleza exterior, cuenta por sí sola la historia de sus raíces. En el punto inferior, los espirales sobrepuestos al barro crudo simbolizan la fertilidad de la tierra, y la fina línea color azul el agua que le da vida al agave.
En el centro, la piña que simboliza el corazón y el alma del tequila.
Al reverso, la flor de 4 pétalos, que es la representación Mazahua del Sol y su plenitud en el centro del espacio y del tiempo.
Por último, lleva un dije bañado en oro de 24K y la pintura en el característico estilo de plumeado que representa a la familia Clase Azul.