GIN EVA La Canoneta

Gin Eva es el espíritu de la naturaleza de una de las islas más bellas del Mediterráneo. Los cítricos del valle de Sóller o los olivos centenarios de la sierra de Tramuntana junto con el enebro, son los protagonistas. El resultado final no pretende ser complejo. Al contrario, se buscan recetas simplificadas que se centren en lo importante.

Todos los ingredientes y botánicos, se maceran en alcohol neutro poco después de la cosecha y luego se destilan suavemente en alambiques de cobre clásico. Dado que muchos de los ingredientes son de temporada, se destilan todos los ingredientes por separado. La ginebra final se mezcla más adelante, después de que los destilados individuales hayan reposado durante algunos meses para que desarrollen todo su aroma.

La Canoneta, para la creación de esta ginebra es el cítrico más emblemático del Valle de Sóller: la naranja canoneta. El resultado es una ginebra cítrica con mucho cuerpo.

BOTÁNICOS PRINCIPALES: Naranja canoneta y enebro.

NOTAS DE CATA

COLOR: En el vaso, GIN EVA La Canoneta se muestra con una claridad impecable, casi líquida en su pureza. Su tonalidad, cristalina con destellos plateados, refleja la luz con una elegancia natural. Este color limpio y brillante es testimonio de su proceso de destilación artesanal, prometiendo una experiencia suave y bien equilibrada. Al moverla, deja una suave corona que, como una firma, deja entrever su suavidad y complejidad.

NARIZ: El primer contacto con su aroma es envolvente y fresco. El enebro se presenta con una intensidad moderada, sin ser abrumador, mostrando una faceta suave que se combina perfectamente con una gama cítrica vibrante, recordando la frescura de los limones y naranjas mediterráneas. A medida que se va abriendo, surgen notas herbáceas que recuerdan a un jardín silvestre, con toques de romero y lavanda, dando paso a una capa sutil de flores blancas. Un toque especiado, ligeramente picante, completa la complejidad olfativa, invitando a descubrir más en cada inhalación.

GUSTO: Al probarla, la entrada es fresca y suave, como un primer sorbo de aire en una mañana clara. El enebro se muestra con un carácter más definido, pero bien integrado con un fondo cítrico que aporta vivacidad y ligereza. La sensación en boca es aterciopelada, con una textura sedosa que se despliega lentamente, revelando sabores de hierbas frescas que evocan el campo mediterráneo. A medida que la ginebra se desliza por el paladar, emergen suaves matices especiados, con toques de pimienta blanca y un leve amargor que equilibra la dulzura natural de los cítricos.