WHISPERING ANGEL Mathusalem 6 L

Este vino es la expresión perfecta de la elegancia y el estilo del sur de Francia. Creado en una de las regiones vinícolas más prestigiosas del mundo, ofrece una experiencia única que evoca la serenidad y la frescura del Mediterráneo. Su producción cuidadosa y su balance impecable lo convierten en una opción ideal para quienes buscan un vino sofisticado pero accesible, perfecto para compartir en cualquier ocasión especial o disfrutar en un momento de tranquilidad. Con una identidad refinada, se presenta como el acompañante perfecto para quienes aprecian la calidad y la delicadeza en cada copa.

ENSAMBLAJE

Elaborado con uvas Garnacha, Cinsault y Rolle (Vermentino)

NOTAS DE CATA

COLOR: Whispering Angel deslumbra en la copa con un elegante tono rosado de perfil sutil y atractivo. Su color recuerda al suave rosa de un pétalo de rosa pálida o la carnosidad de una concha marina, con ligeros reflejos salmón que lo hacen parecer casi etéreo. La claridad es impecable, mostrando una transparencia pura y brillante que denota la frescura de su juventud. Un vino que, desde el primer vistazo, invita a la serenidad y la contemplación.

NARIZ: Al acercar la nariz, Whispering Angel despliega una compleja pero armoniosa combinación de aromas frutales y florales que cautivan con su delicadeza. Se pueden percibir notas de frutas rojas frescas como la fresa y la frambuesa, que evocan la primavera, acompañadas de un leve toque de melón y un toque de manzana verde. En una capa más sutil, emergen aromas florales de flores blancas, como el jazmín o la flor de azahar, que añaden una dimensión elegante y ligera. Además, hay un discreto retrogusto herbal, casi a menta o hierbaluisa, que aporta frescura y un toque vivaz a la composición aromática, invitando al primer sorbo.

GUSTO: Al probarlo, Whispering Angel se manifiesta con una entrada suave, casi cremosa, que desliza el paladar con una delicadeza refinada. Los sabores frutales son nítidos y vibrantes, donde las notas de frutos rojos como la frambuesa y la fresa continúan siendo las protagonistas, pero ahora acompañadas por un toque más tropical de sandía y un leve matiz cítrico que resalta en el retrogusto. La frescura es notable, pero también lo es la estructura, que aporta cuerpo y equilibrio sin resultar pesada. En el final, una ligera mineralidad aparece como una brisa fresca en el paladar, complementada por una acidez sutil pero bien integrada que alarga la experiencia, dejando una sensación limpia, refrescante y placentera que invita a seguir disfrutando.